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I need you



Estoy escuchando una canción preciosa. Es una de mis favoritas. Se titula “I need you” de “América”. Su música es maravillosa. Simple, sensual, armoniosa, suavemente rítmica. Los cantantes modulan ingeniosamente sus voces y parece que están acariciando la melodía. Son voces delicadas. Aterciopeladas. Sedosas. No hay ni un solo grito, todo es sutil y dulce. El piano primero y luego las guitarras acompañan a las voces con un tañido machacón, envolvente, definitivo. El pausado y rítmico rasgueo de las guitarras cimienta el cálido color de las voces del trío.  La canción se ha convertido en un monumento al sosiego, a la calma, a la placidez. Son momentos para soñar. Y sueño.
No entiendo el inglés. Por lo tanto no sé qué dice la canción. Sé que el título significa “te necesito”. Pero ya no sé más. Y entonces es cuando paso a imaginar qué dirá la canción. Seguro que contará cosas preciosas. Trato de desentrañar los extraños vocablos que recitan los cantantes y entonces surgen en mi mente hermosas frases sin palabras que alegran mis sentimientos.
-¿Quieres que te la traduzca?
-¡No…! Se rompería el encanto. Los versos cobrarían sentido real. Las palabras serían materiales, mundanas. Se perdería la senda somnolienta por donde transito cuando oigo las misteriosas frases hechas con mágicas palabras que yo no entiendo pero sí que intuyo. No, no quiero que nadie me traduzca la canción.
¡Divinas palabras!

¿Monarquía o República? ¿Tal vez referéndum?


Después de los últimos acontecimientos protagonizados por nuestro rey (os aconsejo que leáis el interesantísimo post publicado por Joselu) ha saltado a la opinión pública el viejo debate sobre Monarquía o República. Todo el mundo tiene su opinión, pero opción no puede haber más que una. Opiniones las hay para todos los gustos, pero yo quiero centrarme en la dicotomía Monarquía-República.
Ni siquiera este post va encaminado a posicionarme en un sentido u otro. La intención es otra. Cayo Lara ha hecho públicas unas afirmaciones en el sentido de que lo que hay que hacer no es pedir perdón, sino convocar un referéndum sobre la Monarquía o la República al pueblo español. Al hilo de estas manifestaciones no ha faltado quien ha dicho que este partido lo ganan los monárquicos por goleada. No hay más que mirar el espectro ideológico de nuestro Parlamento. Solo una minoría son republicanos. Los del PP todos son monárquicos, y en el PSOE un importante número la ven con buenos ojos. Unicamente Izquierda Unida y algunos grupos minoritarios son abiertamente republicanos. O sea, que los republicanos tienen las de perder en el referéndum.
Pero yo no lo tengo tan claro. Y ahí es donde quiero que nos centremos. Ahí es donde me gustaría que os pronunciaseis. ¿Qué pensáis? Si hubiera un referéndum, ¿se reflejaría lo escrutado en las urnas en las elecciones generales, o no...?
Yo quiero añadir que hay un importantísimo número de abstencionistas (pensemos en el movimiento del 15-m) que no creen en este juego democrático, pero que estoy seguro que sí que abogarían por otro impulsado por una República. Y también quiero anotar aquí la importante abstención juvenil, que no se siente identificada con este modelo y quiero otro (qué quieren exactamente ya es otro tema...) pero que piensa que el cambio tiene que empezar por suprimir la Monarquía.
Total, que yo, desde aquí, doy mi opinión. Si hoy hubiera un referéndum sobre Monarquía o República, ganaría la República. Por poco margen, pero ganaría. ¿Y, vosotros y vosotras, qué pensáis? 

Han despedido a un trabajador



Hace poco más de un  año publiqué esta entrada. Hace unos días me enteré que aquel mecánico que venía siempre el primero, y al que nadie decía nada, ya no trabaja en el taller. Mi mujer me acaba de decir que le han despedido. Se lo ha contado Mari, la verdulera. No sé los motivos. Mari le ha contado a mi mujer que cuando la huelga del 29 de marzo él fue el único que la hizo. Los demás vinieron a trabajar. ¡No es posible que sea por ello! Me niego a pensar semejante despropósito o abuso de autoridad. Le habrán despedido por otras causas. Tampoco quiero pensar que la espoleta que ha hecho saltar esta decisión haya sido la nula o mala relación personal de la plantilla con este trabajador (que para más señas, es rumano). No, no quiero pensar en temas personales. Y sí quiero pensar (aunque me cuesta, la verdad) en motivos puramente económicos. Pero me extraña porque el taller va viento en popa. Los coches se agolpan en el taller. Hay faena a punta pala. Y aquel trabajador desempeñaba bien su función. ¿Ahora quién hará lo que él hacía?. Porque aunque no lo he dicho, es obvio que no han contratado a nadie más. Ahora tendrán que trabajar lo mismo, pero con un trabajador menos. ¿Es eso producto de la reciente aprobada ley de la Reforma Laboral....? No sé, pero a mí me da que algo indeseable está pasando aquí.

Cosas que pasaban en la Guerra Civil Española


Creo que García Berlanga, en su genial película "La Vaquilla", fue quien más acertadamente nos acercó, esta vez en clave de humor, a la intrahistoria de nuestra feroz Guerra Civil. Pero claro, aquello que se ve en el film no es más que producto de la fértil y jugosa imaginación del guionista. Aunque no deja de ser una auténtica sátira de la relidad, no se trata de hechos reales. Pero lo que os voy a contar a continuación, que perfectamente podría haber estado integrado en una escena de dicha película, sí que pasó de verdad. Y además me tocó de cerca, porque fue un tío mío quien lo vivió, y quien me lo contó.
Mi tío "Moreno" apenas tenía veinte años cuando fue llamado a filas. A la guerra. El, que no sabía más que pescar, que nada sabía de política, y que nunca en su vida había tenido un arma de fuego entre sus manos, ahora era llamado a empuñar un fusil y pegar tiros para matar a fascistas. Porque dicho sea de paso, él, que repito, nada sabía de política, había resultado que era rojo. Porque, como ya sabéis, Castellón se mantuvo fiel a la República tras el golpe militar.
Pues eso, que se marchó al frente. Y tuvo la desgracia de que en una escaramuza militar fue hecho preso.
Estaba en manos de los fascistas. Fue encerrado en una prisión militar y allí quedó junto a otros presos sin noticias de ninguna clase.
Al cabo de una semana, apareció un sargento en su celda; les conminó con ronca e imperiosa voz a que salieran de la celda y le siguieran. A empujones fueron llevados hasta una formación donde había hasta una cincuentena de presos, y allí se incorporó en posición de firmes.
Al cabo de una media hora el sargento de antes anunció a voz en grito la presencia del comandante. Todos los que había allí se cuadraron. Se hizo un silencio atroz que hacía que se oyeran las entrecortadas respiraciones de los allí presentes y el taconeo del comandante acercándose a la formación de presos. Serio el semblante, altiva la mirada, el comandante pasó revista a los allí recluídos sin decir esta boca es mía.
Mi tío "Moreno" me confesó que tenía mucho miedo porque en Castellón, nada más empezar la guerra, hubo una mascacre de guardias civiles, que fueron fusilados allí en el puerto de Castellón tras estar presos en el barco "Baleares", que estaba amarrado al muelle del puerto de Castellón. Mi tío temía si aquel feroz comandante buscara a alguien que tuviera algo que ver con aquello. Y aunque él nada tuvo que ver, existía la posibilidad de que fuera interrogado por aquellos lamentables hechos. Y la verdad es que él no sabía nada. Solo sabía lo que la gente del Grao de Castellón contaba por la calle.
Pues bien, aquel comandante estuvo a punto de hacer que mi tío se desmayara del susto cuando de pronto, el comandante, impostando la voz, espetó:
-¿Hay algún valenciano entre los presentes? ¡Si hay algún valenciano, que dé un paso al frente!
Mi tío creyó que había llegado su hora. Ya está, pensó, ahora me involucrarán en aquello del "Baleares" y me fusilarán. Porque estas cosas pasaban, la verdad. Estuvo a punto de quedarse en su sitio. Ahora fue el sargento quien con furia a preguntar:
-¿Qué no habéis oído...? ¡¡Si hay algún valenciano, que dé un paso al frente!!
Y entonces se decidió. Y dio un paso al frente. El silencio era sepulcral. Los ojos de los demás reclusos miraban de reojo al pobre soldado que se había ofrecido a los planes de aquel comandante fascista. Muchos temieron por vida del "Moreno". Mi tío también.
Entonces, el comandante se le quedó mirando y su gesto cambió poco a poco tornándose más bonancible. En tanto le decía:
-O sea que tú eres valenciano...
-Sí, mi comandante, de Castellón de la Plana.
-Pues entonces sabrás hacer una paella... hala acompaña al cocinero y ponte a hacernos la paella. A ver si para las dos ya está lista...

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